Blog de economía contra la sabiduría convencional

lunes, 30 de noviembre de 2009

Innovación como solución

Si han entrado aquí atraidos por este título, y por su mensaje muy manoseado por todo el mundo, quizá se llevarán un chasco, mis más sinceras disculpas. Este post va dirigido a los economistas.
Es un llamamiento a la innovación, pero de las ideas. La economía ha entrado en esta última crisis en un estado estacionario en el que no se producen importante avances en el pensamiento económico. La crisis económica ha recibido recetas de los más diversos economistas, pero hay que ir más allá de las recomendaciones.
Como dijo Sala-i-Marti en el Encuentro Financiero Internacional organizado por El País y Caja Madrid, "las crisis financieras son como los accidentes de avión. Se mira cuál ha sido el problema y se hace una regulación para evitar que se repita. El problema es que el mismo accidente no se repite dos veces". Al margen de estar de acuerdo o no con esta cuestión del mundo financiero, lo que sí es verdad es que ante crisis económicas diferentes, no podemos actuar de la misma forma, ya sea las clásicas definiciones de keynesianismo o liberalismo.
Me niego a aceptar que todo está inventado en economía, ya que si esto es así, los economistas ya no tienen ninguna misión en un mundo donde las crisis están recogidas en un manual de instrucciones.
La actual crisis está pidiendo profundos cambios, tanto en los mercados como en el sector público. Algunos son conocidos (como las reformas laborales, del sistema de pensiones, eficiencia del sector público, mejoras en educación, eficiencia energética...) y otros están por conocer, y para eso están los economistas, para innovar en el pensamiento económico, con la vista siempre puesta en la solución de las crisis.

Etiquetas:

sábado, 28 de noviembre de 2009

Todos quieren hablar de ella

El nuevo fenómeno de la información económica no es otra cosa que la Ley de Economía Sostenible (LES). Qué voy a decir yo que no hayan dicho ya todos los periódicos de tirada nacional por todos conocidos. Aquí están los más famosos:
Y creo que alargar la lista poco productivo, porque ya está más o menos todo recogido, sin embargo, me reservo como sorpresa uno para el final.

El País remarca que la LES no aborda la reforma del mercado de trabajo ni del sistema de pensiones, necesarias para el cambio de modelo. Los puntos a su favor son la reducción de trámites para crear empresas, equiparación del tratamiento fiscal de compra y alquiler de vivienda y una mayor transparencia en las retribuciones de directivos de grandes empresas.

John Müller escribía ayer en la versión papel de El mundo el "Proyecto de ley del aire frito", refiriéndose a lo que le dijo un ejecutivo del sector eléctrico al salir ayer del Congreso, para señalar las pocas expectativas de dicha ley.

La Razón señala que las medidas del gobierno son imprecisas y forzadas por las directivas comunitarias, y remarcando que la ley no acomete ninguna de las reformas que necesarias para cambiar de modelo productivo.

El diario Expansión titula su artículo como La montaña parió un ratón, señalando la incapacidad del gobierno para tomar medidas concretas y que solucionen los problemas económicos. Y para culminar escribe que las reformas deberían crear "un marco de calidad institucional del que España carece. Esos son los ingredientes para que sea la iniciativa privada, y no una soviética planificación gubernamental, la que realmente marque el rumbo de lo que debe ser una economía sostenible."

El resumen del documento aparece aquí por si lo queréis leer.

Por último y la guinda del pastel se la lleva el diario The Economist donde en su sección europea aparece un artículo con el titular: Insostenible. Señala como los problemas españoles la dualidad del mercado laboral, donde los trabajadores con contratos permanentes son "extremadamente difíciles y costosos de despedir". Hace referencia al elevado déficit, y a los límites impuestos por la Unión Europea. No es la primera vez que este diario critica la gestión de del gobierno español, ni parece que será la última.

Irónicament, aquí las cosas van tan mal que les damos trabajo hasta a los periódicos de otros países. Que luego no digan que no se crea empleo en España.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Macroeconomía pasada de moda

No sería yo nadie si no me sumase al movimiento que se ha puesto de moda entre los economistas aburridos, consistente en echar la culpa de la crisis a los modelos macroeconómicos utilizados para hacer previsiones. He recogido algunos de los modelos usados por los bancos centrales más importantes para que podáis echarle un vistazo.
A estos modelos se les acusa ahora de ser demasiado sofisticados, esotéricos, alejados de la vida real, de la economía de a pie, con complicadas ecuaciones que pocos economistas entienden.

Para empezar, el que no entiende es porque no pregunta. Los modelos macroeconómicos son lo que su propio nombre indica, modelos, es decir, representaciones simplificadas de la realidad económica. El problema es que muchos pensaron que con modelos de ciento y pico ecuaciones eran los reyes del mambo. No se les puede hacer mucho caso a las predicciones obtenidas con los mismos, si fuesen como bolas de cristal no habría que revisar las predicciones a cada mes con importantes correcciones.

El valor de estos modelos es quizá mayor para la simulación que para la predicción. Se puede saber más o menos si se produce un proceso inflacionario debido a una expansión monetaria, cómo pueden afectar las expectativas sobre el consumo futuro, etc. Una serie de cuestiones de gran importancia para el análisis de políticas económicas.

Ésto no es más que un intento de desviar la mirada a otra parte. Me gustaría recordar que todavía en la historia ninguna crisis ha sido provocada por un modelo macroeconómico. Se han podido producir desequilibrios entre oferta y demanda, entre sector interior y exterior, etc. La actual crisis parecía estar provocada por una sobredosis de liberalismo en las finanzas, no porque los modelos fuesen malos, además, si los modelos son malos es porque los economistas también lo son. Un profesor mío dijo una vez que las causas de esta crisis fueron las medidas tomadas para salir de la crisis del petróleo. Lo que acabó con una crisis en los años 70 ha provocado otra en la primera década del nuevo milenio. En economía un clavo saca a otro clavo.

A estos simpáticos economistas que recomiendan que la economía se vuelva campechana, me gustaría hacerles una pregunta: ¿han dejado ellos de publicar enrevesados artículos con enormes y sofisticadas ecuaciones? Los modelos macroeconómicos anteriormente señalados, los de "Equilibrio General Dinámico Estocástico" (DSGE en siglas inglesas) se siguen utilizando en la actualidad. ¿Acaso han hecho algo estos economistas para que se cambien los modelos? ¿Han publicado algúa alternativa nueva y revolucionaria? Parece ser que aún no. Estaremos atentos a ver si lo hacen. Quejarse sin poner nada nuevo sobre la mesa es algo pasado de moda.

Etiquetas:

viernes, 13 de noviembre de 2009

Política sofisticada-monetaria

No seré yo el primero criticar el cometido del BCE. La preferencia de la política fiscal sobre la monetaria es un tema tan discutido como el papel que debe desempeñar el Sector Público en la economía. La estabilidad de precios parece ser objetivo insuficiente para una autoridad independiente que controla la moneda de 16 países (este año se ha incluido Eslovaquia). A diferencia de la simpleza de la política fiscal, la política monetaria se basa en la complejidad y la sofisticación que sólo parecen entender los que se dedican a ella. No diré que el trabajo de todos los economistas de ésta entidad es inútil, sino que las medidas monetarias no son tan poderosas como se dice.

La política monetaria se puede usar para reducir la inflación, o para estimular la economía.
  • Cuando la economía está a plena capacidad (no se puede aumentar la producción de las empresas sin aumentar sus plantas de producción) los aumentos de demanda llevan a subidas de precios. Para evitar que los precios se disparen, el BCE eleva los tipos de interés a los que presta a los bancos, por lo que los bancos también subirán el tipo de interés al que dan préstamos a las empresas. Ésto encarecerá sus inversiones, y reducirá su actividad.
  • En épocas como la actual, en las que los países de la eurozona ven como su PIB se reduce, el BCE decide bajar el tipo de interés al que los bancos le piden prestado. Por tanto, las entidades financieras podrán prestar a las empresas y consumidores a un tipo más barato. Éstos agentes (empresas y consumidores) podrán invertir y consumir, respectivamente, reactivando la economía.
Hay razones para decir que, tanto en una actuación como otra, las cosas no funcionan como era de esperar:
  • Cuando el BCE eleva los tipos de interés para enfriar la economía (nadie dirá que los economistas no tienen imaginación), elevará el coste de la financiación para todas las empresas. Mientras aquellas que operan con elevada competencia verán reducirse sus márgenes al encarecerse los préstamos, las que tienen poder de monopolio podrán trasladar el mayor coste de financiación a los precios, provocando aún más inflación.
  • Las bajadas de tipos de interés del BCE no han demostrado ninguna efectividad, ya que el crédito al consumo y empresas cae mes a mes. Esto es así, repito una vez más, porque el BCE presta a los bancos, y éstos pueden decidir si prestar o no. No voy a entrar en algo de lo que ya he hablado antes, lo que importa es que, aunque bajen los tipos de interés, la inversión no aumenta, y los consumidores no pueden pedir dinero prestado. Por tanto, la economía no se recupera, sino que la expansión monetaria puede provocar inflación en el futuro, volviendo al punto anterior, y entrando en un círculo monetario bastante peligroso.
Es necesario que el BCE siga controlando la inflación, pero quizá debería buscar otros objetivos, más encaminados al pleno empleo, el crecimiento, y un largo etcétera mejor que utilizar políticas que, como menos, son ambiguas.

Etiquetas: , ,

Amnesia de la igualdad

En épocas de crisis, los políticos suelen ver un filón en el malestar creciente de la población, fácilmente explotable a través de una demagogia a favor de la igualdad. Siempre que la economía cae, todos salen perdiendo, pero da la sensación de que no todos pierden lo mismo. El que es asquerosamente rico, lo sigue siendo después (con unos millones menos), y el que es inmensamente pobre también lo sigue siendo.

Muchos economistas no relacionados directamente con la política, advierten de lo peligroso que es abrir brechas aún mayores entre las clases sociales. Suelen encontrarse con oposición, pero mientras haya oposición, el tema de la igualdad seguirá vivo.

La preocupación por la igualdad es tan efímera que desaparece en cuanto la economía se recupera. En este momento, nadie menciona el tema. La igualdad deja de formar parte del pensamiento dominante, del "pensamiento tradicional", como diría uno de los mejores economistas de la historia, J.K.Galbraith. Es sustituida precariamente por otros temas, como el crecimiento de la producción, la inflación o la competencia. La desigualdad queda velada, pero sigue estando presente.

Un crecimiento sostenido es la clave que usan los gobiernos para que los desfavorecidos olviden el problema de la desigualdad. Siempre que se esté creciendo, todos podremos consumir más bienes y servicios, éste es el progreso que entiende el capitalismo.

Prosperaremos, pero unos más que otros, y cuando termine la carrera del crecimiento es probable que nos demos cuenta de que el que estaba delante nuestra se ha alejado aún más, y entonces la desigualdad volverá a aparecer. ¿Será esta vez cuando la tomemos en serio?

Etiquetas:

viernes, 6 de noviembre de 2009

Fin de la fiesta de la banca

A los bancos se les puede acabar el chollo pronto. El BCE mantiene los tipos al 1% pero quiere reducir los préstamos a largo plazo de los que se ha beneficiado la banca. Esto quizá sea porque la mayor liquidez que da la autoridad monetaria no se traslada a los consumidores y las empresas, usándola para tapar su morosidad. Prueba de ello este par de gráficas, obtenidas del Banco de España:

En economía, una imagen también vale más que mil palabras. Creo que quien vea esta gráfica no dirá que la congelación del crédito es cosa de risa, o que es mentira. La primera recoge las variaciones del crédito a las empresas, y la segunda la evolución del crédito al sector público. Quién es el favorecido queda claro.

Los directores generales dicen que esto no es porque no quieran dar préstamos, sino que se debe a que la gente no los pide. Esto suena poco creíble. Los bancos ahora mismo están actuando de forma contraria a como se supone que debe actuar el sistema financiero: canalizando el exceso de ahorro de unos agentes a otros con necesidades de financiación.

Lo que sí es seguro que las entidades financieras se han beneficiado (y mucho) de toda la pasta que les regalaba el BCE. Las "operaciones principales de financiación a largo plazo" (léase préstamo barato a los bancos) no han hecho nada más que crecer. Este dinero se supone que era para que las entidades volvieran a prestar. ¿Qué hacen con las ayudas del BCE? Recibir dinero barato del BCE y comprar deuda pública española. Con los importantes beneficios de estas operaciones, van tapando la morosidad derivada de la mala gestión de riesgos.

En la siguiente gráfica se pueden ver los millones de euros de inyecciones de liquidez que reciben los bancos. Ésta no tiene la gráfica bonita del Banco de España, aunque los datos provienen de ahi.

Ésta partida, la de los préstamos a largo plazo del BCE es la que Trichet quiere reducir, está claro por qué. Pero no por esto se le van a acabar las facilidades a las entidades. Que se reduzcan las partidas a largo plazo no quiere decir que se vayan a reducir también las de corto plazo, o menos aún, que se vayan a aumentar los tipos de interés. Para los bancos seguirá siendo fácil obtener dinero, aunque algo menos.


Etiquetas: , ,

Reformas del mercado laboral

Continuando con estos posts sobre las reformas que los economistas consideran necesarias para salir de la crisis, vamos a tratar una de las más relevantes y (a la vez) en las que menos consenso existe. Se trata ni más ni menos de la reforma del mercado laboral. Cuando se habla de ella se alude a los mismos orígenes de la economía. Los economistas clásicos decían que el salario de un trabajador era flexible tanto al alza como a la baja. Esto quería decir que si durante un auge éstos empleados trabajaban mucho, aumentarían su salario en la misma cuantía que su productividad (lo que produce un trabajador por hora) , y cuando la demanda se reduzca por una crisis, los trabajadores reducirán su salario de forma que no sea necesario perder el empleo.

Como esto no se lo cree nadie, en la actualidad las cosas no son así. En los salarios ahora se negocian entre las empresas y los representantes de los trabajadores (sindicatos), y suelen ser a nivel nacional y por varios años. En otras ocasiones se suelen actualizar al alza por la inflación (indiciados). Por esto se dice que el mercado laboral español es muy rígido.

Un poder de negociación fuerte es beneficioso para los trabajadores, que tienen unos salarios estables y al alza que mantienen su poder adquisitivo y reduciendo o no aumentando las desigualdades de clases, lo que lleva a un clima de confianza. Sin embargo, este poder puede ser un arma de doble filo que dirijan los sindicatos al cuello de los trabajadores sin percatarse.

El problema de una negociación fuerte es que, si el empresario tiene que pagar un salario muy elevado a los trabajadores, quizá no le convenga contratarles, y opte por que los que estén ya contratados suplan el trabajo de los otros con horas extras, o simplemente producirá menos, entrando en un estado de hibernación. En determinadas circunstancias unos salarios altos provocan más paro.

En España se han buscado medidas alternativas evitando tocar la rigidez laboral, a través de estímulos fiscales que devolvieran el consumo de las familias a la normalidad. Estas prácticas no han dado el resultado previsto. El peligro que supone para las arcas públicas un aumento de las partidas del desempleo puede ser nefasto. Si se reduce el desempleo no tiene por qué reducirse el gasto, ese dinero puede ir destinado a políticas redistributivas que hagan más equitativa la sociedad. La solución al desempleo se está retrasando, ¿por qué? cuando no quede margen para los estímulos fiscales, la reforma será ineludible.

Los estímulos fiscales tienen los días contados. España no para de recibir toques de atención por parte del BCE, para que no se olvide de que está sujeta a normas fiscales (sean o no válidas, pero debe de acatarlas si quiere estar en el euro).

No nos quedemos solo en lo malo, si la gente protesta por la flexibilidad laboral, por algo será. Esta reforma, si se orienta a una reducción del poder de los sindicatos, significaría pérdida de años de lucha de los trabajadores por un salario digno y una posición laboral estable. Quién le dice a un trabajador al que van despedir, pero que no se preocupe, que es por el bien de la economía.

Quiero terminar diciendo que la reforma laboral no tiene por qué significar el despido libre, como dicen los sindicatos, sino que puede ser a través de un salario que evolucione al mismo porcentaje que el del colectivo de los funcionarios. Así serían aumentos muy leves, pero que no supondrían bajadas de salarios, o las subidas poco coherentes que plantean los sindicatos. Tampoco sería válida la propuesta de la Confederación de Empresarios (CEOE) de rebajar las cotizaciones sociales, ya que son las que sostienen el sistema de pensiones español, y las perspectivas de éste a largo plazo no son para tirar cohetes. La no sostenibilidad de las pensiones se hace una realidad cada vez más patente, y no se puede eliminar su fuente de recursos.

Hay que tener en cuenta que existen muchos intereses creados, y no se puede hacer mucho caso ni a los sindicatos ni a las patronales. Ninguno de los dos colectivos tienen incentivos directos a que se solucione el problema, porque a quien realmente afecta son a los trabajadores.

Aunque no se puede hacer mucho caso a lo que dicen unos ni

Etiquetas: